En esta nueva entrada hablaré sobre el experimento de este trimestre, en mi opinión mucho mas duro que el anterior. Cuando nuestro profesor mencionó esta idea por primera vez muchos dijeron que no lo harían ya que la veían sin sentido alguno o simplemente no creían que pudieran lograrlo y ni siquiera lo intentaron. Aun así yo fui una de las personas que se presentó ya que quería vivir la experiencia y también retarme un poco a mi mismo haber si era capaz de conseguirlo.
El experimento consistía en no mencionar una sola palabra ni utilizar aparatos electrónicos en todo el día, expresándolo de otro modo, no relacionarte con nadie de ninguna manera durante un día entero. Valla idea tuvo el profesor diréis, pues si, a mi por lo menos se me hizo muy duro, sobre todo la parte de no hablar, me mataba.
A mi me tocó uno de los últimos días, iba viendo como lo hacían uno a uno y como les pinchaban los demás para que se les escapara una palabra, entre esos me incluyo yo la verdad, pero no parecía tan difícil.
El día que lo tuve que hacer yo me levanté como otro día cualquiera, ni siquiera me acordé de que no podía hablar hasta pasados unos quince minutos, por suerte aun no había dicho ni una sola palabra. Hice la maleta, me hice el desayuno y me lo comí tranquilamente como cualquier día, por ahora no me costaba tampoco tenía nada interesante que decir. En el instituto la verdad es que me vino hasta bien, al no poder hablar no le prestaba demasiado caso a lo que me decían mis compañeros así que lo único que me quedaba por hacer era atender al profesor y eso fue lo que hice, creo que nunca había atendido tanto en mi vida, casi sin despistarme. Las últimas horas ya se me hicieron muy pesadas siempre sin poderse distraer ya que si se te iba de la cabeza se te podía escapar una o varias palabras. Cuando lo pasaba peor era sin duda cuando tenía que comer. En mi casa a la hora de la comida siempre esta encendida la televisión por lo que me tenía que ir a la cocina o a mi cuarto ya que no podía verla, ese tiempo lo pasaba solo y sin ninguna distracción también es verdad que disfruté mas de la comida, ya que solo tenía en el cerebro el sabor de esta pero me aburría muchísimo. Por la tarde no tuve mucho problema en soportarlo, estudié, cuando me cansaba me tumbaba en la cama y pensaba, simplemente pensaba desde recuerdos de la infancia, amigos, familia, hasta en lo que iba a hacer mañana o el próximo año. No me costo mucho como ya he dicho y por la noche aunque era mucho mas temprano que la hora en la que me suelo acostar al tumbarme en la cama me dormí con muchísima facilidad.
Para concluir quiero decir que me a gustado bastante el experimento aunque fuera duro y que al no usar tecnología me he dado cuenta de todo el tiempo que me roba que puedo aprovechar para hacer otras cosas mas productivas y aunque de la parte de no hablar tampoco he sacado ningún mensaje en claro, a sido una experiencia mas y tampoco me arrepiento de haberla hecho.